jueves, 5 de marzo de 2009

MARIELA

MARIELA

Mariela es una de esas amigas que uno siempre quisiera tener cerca. Ella es la alegría, la gracia, el desparpajo y el talento, porque además de ser un ser encantador, es actriz y le dedica su vida al teatro.

En mi último viaje a Cuba me la encontré como siempre, porque Mariela y yo siempre nos encontramos sin buscarnos, es curiosísimo, y esta vez nos encontramos creo que 4 veces en los 15 días que estuve allí, y no es que el pueblo sea tan pequeño.

Uno de esos encuentros se produjo en una de las galerías de arte de la ciudad de Trinidad de Cuba. Exponía sus trabajos el afamado artista plástico cubano Juan Roberto Diago, y allí estaba reunido todo lo más granado de la intelectualidad de mi ciudad. Fue una linda velada, porque tuve la oportunidad de saludar a muchísima gente querida y que hacía muchísimo tiempo que no veía. Y claro, Mariela no podía faltar.

Yo andaba con mi amigo Pedrito Cubas, compañero de carrera y casi como un hermano carnal. Al presentarlos, cometí la estupidez de decirle a Pedro: “Pedrito, esta es Mariela, quien en su día fue la mujer más linda de este pueblo”. Ella un poquito tocada por haberla destronado, dijo que de eso nada, que ella seguía siendo la más bella aún. A lo que yo apostillé que sí, que tenía razón, que aún seguía siendo la más bella.

Otro de nuestros encuentros casuales en este último viaje, ocurrió en un puesto de venta de pizzas. Estaba yo buscando un sitio para comerme una pizza, y allí estaba Mariela haciendo la cola, así que llegué y le dije en broma:
-“Mariela, cómprame una pizza, que no tengo dinero”.


Cuando uno viene del extranjero es visto en Cuba como un millonario, así que aparecerse con eso de que no tienes dinero, es un verdadero chiste, pero Mariela se lo tomó en serio y me compró la pizza y no dejó que le devolviera el dinero. Me quedé un poco mal con eso, pero es que Mariela es así.

Me dijo que estaba preparando un viaje para Suiza. A ver si se le da, y a ver si se pone a buscarse en la red y da con estas palabras.
Mariela, tienes abiertas las puertas de mi casa, por si te animas a conocer Bilbao.

Eso sí, no puedo terminar este texto sin hablar del más espectacular de los encuentros entre Mariela y yo. Andaba perdido por esas calles que asustan, en pleno Centro Habana, es decir, en uno de los barrios más complicados de la capital cubana. Era fin de semana y como yo estaba investigando para escribir mi libro sobre ESPIRITISMO, y necesitaba aprender de todas las religiones populares presentes en la isla, se me ocurrió meterme en una casa donde había una ceremonia festiva de santería.

Allí todo el mundo estaba bailando, así que me puse a mirar un poco desde afuera, por las ventanas de la casa para aprender un poco los pasos de los bailes y poder entrar sin llamar la atención. Así lo hice. Una vez que tenía el baile copiado, me metí en la casa y me puse a bailar ahí dentro entre toda la muchedumbre. No llevaba mucho tiempo allí cuando me encontré a mi amiga Mariela. Los dos nos sorprendimos mucho.
Después de dos besos le dije:
-Mariela, ¿qué tú haces aquí?
-Pues nada, que soy amiga del dueño de los tambores.
-¿Y tú qué haces aquí?
-¿Yo? Pues trabajo de campo para mi libro sobre espiritismo.
-Pues muy bien, dijo ella, y seguimos bailando aquellas danzas africanas entre risas y complicidad.

TADEO

viernes, 13 de febrero de 2009

IVIS TAMARGO

IVIS TAMARGO

En mi último viaje a Trinidad de Cuba, aproveché para ir a la misa del domingo, y allí en la iglesia me encontré con algunos viejos amigos que me hizo mucha ilusión saludar. Entre ellos, estaba Ivis Tamargo, así que no perdí la oportunidad para inmortalizar nuestro encuentro en esta foto.

Ivis y yo nos conocimos cuando matriculamos juntos en la Escuela Vocacional Ernesto Guevara de Santa Clara. Como todo cubano sabe, se trata de este tipo de escuela especial para niños, si no superdotados intelectualmente, sí seleccionados entre los mejores estudiantes de todas las escuelas primarias del municipio.

En aquel grupito conformado por 15 varones y 15 hembras, como representación de nuestro municipio en aquel gran colegio, estábamos nosotros dos conjuntamente con otros 28 chicos y chicas de los cuales me aventuraré a escribir los nombres de todos, aún corriendo el riesgo de que se me queden fuera 2 o 3, (espero que no se enfaden los que se me olviden)

Las chicas eran: Carmen Alicia, Yoelsy Palma, Yolaine Pomares, Disney, Tessa Negrín, Suleyka Bandomo, Raquel, Cary, Arianis Menéndez, Ivis Tamargo (no me acuerdo de las demás)
Y los chicos eran: Justo, Rolando Sicilia, Reinier el chino, Norly Lichilín, Ondrey Ricardo, Julio César Pomares, Yoet Aladro, Delvis Fraga, Hofman Bastida, Juan Guillermo, Marcos, El chiqui Hernández, (no me acuerdo de más)

Como nos graduamos sólo 20, espero que los que me he olvidado, estén entre esos que se marcharon sin graduarse.
A ver si alguien que nos conozca, pasa por aquí y me deja los nombres que yo he olvidado.

Lo cierto es que de todos nosotros, Ivis fue el primer expediente académico. Terminó estudiando la carrera de estomatología y hoy es estomatóloga allá en Trinidad de Cuba.

Ivis tiene la bondad reflejada en el rostro y una sonrisa de eterna niña, que a todos complace. Es una de esas amigas con personalidad propia, y por tanto, una de las inolvidables y de las imprescindibles. Siempre que la veo y converso con ella, me deja dentro una sensación muy agradable de paz y energía positiva.

Querida Ivis, gracias por existir.

TADEO

martes, 13 de enero de 2009

EL VIAJE A CUBA EN IMÁGENES

EL VIAJE A CUBA EN IMÁGENES

No hace ni siquiera un mes que he regresado de Cuba y ya me estoy dejando atrapar por la nostalgia de ese lugar que llevarás clavado para siempre en tu memoria. Ni mejor ni peor, simplemente tu lugar, y basta con esto. No hace falta explicar más.

Has cumplido con los objetivos que te llevaron a volver a tu sitio, a tu centro, a tu esencia. Les has dejado a ellos la alegría de tu presencia, has inyectado dinero y bienes materiales en sus economías, y tú has inyectado el calor humano que tanto echas en falta en estas gélidas regiones del corazón a donde te llevó la suerte y el amor, o el amor a la suerte, o la suerte de dar por fin con el amor.

Has regresado con nuevos bríos, con las pilas cargadas y sabiendo que te esperan años de espera para poder repetir la delicia del reencuentro con todo eso que has dejado atrás y que no es más que el reflejo de ti mismo.

Aquí, parado en la nostalgia y en la lejanía de mi piso bilbaíno, repaso el arsenal de fotos que he hecho allí y se las muestro a ustedes para que le pongan rostro a mi añoranza y para compartir de un modo diferente todos estos fragmentos de ese gran rompecabezas que es en definitiva, mi vida.

Salí de Bilbao en autobús para coger el avión en Madrid.
Salí de casa lloviendo y con muchísimo frío, pero feliz por saber que me separaban pocas horas de los seres queridos que dejé en Cuba y de la ciudad que me vio nacer.

Por fin llegué a Madrid. Venía sentada a mi lado una señora con aspecto muy descuidado, sucia y muy maloliente, así que el viaje se me hizo eterno.
El resto ya se lo imaginarán. Viaje en autobús al aeropuerto, montarse en el avión, volar 9 horas, luego aduanas, movimiento de equipajes allí en el aeropuerto Internacional José Martí de la Habana, el reencuentro con los familiares que me esperaban, largo viaje en coche hasta Trinidad de Cuba, mi ciudad natal, y ya está. De nuevo en casa.


Ay, mi linda Trinidad de Cuba. Qué lejos he tenido que irme a vivir para comprender que eres uno de los lugares más hermosos y mágicos de la tierra. Antes no lo sabía, pero ahora sí lo sé. A veces esto es lo único que nos dejan los viajes, descubrir que la felicidad la tienes al lado aunque no tengas ojos para verla.
Ahora Trinidad y yo somos, ella, la ciudad añorada y que me añora (al menos eso quiero creer) y yo, el que la añora y la añorará siempre. El que se ha ido, pero se siente orgulloso y afortunado de haber visto la luz por primera vez entre ese cielo y esa tierra.

Luego, y a la vez primero que todo, mi madre. Mi madre es uno de los seres más extraordinarios que he conocido. Una mujer con una sabiduría y con una capacidad de análisis, de deducción, con una capacidad de amar a las personas, y con el don de hacer amigos y admiradores por montones.
Yo tuve la suerte y el privilegio de venir al mundo por su vientre, y todo lo que pueda haber de bueno en mí, de ella procede. Su amor de madre me ha hecho dependiente de ese sentimiento y me ha enseñado a amar a los demás con su ejemplo. Que Dios me la conserve muchos años.


Al mismo nivel, mi padre. Mi padre es también un anciano adorable que no deja de hablar un instante de su hijo que vive en España. Cuando yo llego, él no se me quiere despegar, así que se va de paseo conmigo, y como es lógico, termina haciéndose fotos con las amigas mías que nos vamos encontrando por el camino.
Redondeando la foto de familia, mis dos hermanas. Seres admirables y queridos. Somos tres hermanos, cada uno con sus peculiaridades y características, pero hermanos que nos idolatramos y entregamos sin miramientos. Mis hermanas son mi vida, y vivo para que sean felices y siempre esté bien. Sus deseos son órdenes para mí.


Luego, la nueva generación familiar que nos sucederá, mis sobrinas queridas y hermosas.
Más tarde vienen los amigos, esos hermanos que te buscaste en el bregar de la vida y que los adoras también. Seres entrañables y muy parecidos a ti en gustos y aficiones. Esos seres que iluminaron tu vida el día que los encontraste, porque te sentiste menos sólo en el mundo y menos raro.
Los grandes amigos que hiciste en la universidad y que no más enterarse de tu llegada se aparececieron en tu casa para pasarla bien y recordar los viejos tiempos.

La sonrisa linda de los que te quieren y se alegran de verte de nuevo por allí.

En los pueblos pequeños como en el que yo nací, muchas veces los mismos padres se encargan de emparejarte. Ellos ya saben con quién te deberías casar, y no pierden la oportunidad de dejarte claro con quién sí y con quién no estarían de acuerdo.
Sin embargo, la persona que "te toca" en cuestión y tú, no siempre tienen las cosas tan claras. Casi siempre se resisten al destino casi inexorable que te impone la dinámica social del pueblo. Unos terminan aceptando su suerte y casándose con esos pretendientes de toda la vida. Otros como yo, nos fabricamos otras opciones, y terminamos rompiendo con los vaticinios de los mayores, aunque siempre queda la amistad, el cariño y el trato especial que da el saber que somos lo que somos, (amigos) pero que pudimos haber sido mucho más que eso.
Aquí tienen a una de esas candidatas a esposa que el pueblo me había "designado"sin siquiera contar conmigo.

De repente te encuentras mirando en las paredes los nombres de las calles, porque notas que se te han olvidado, y claro, te confunden con un turista, y muchos no te creen cuando les dices que eres de allí de toda la vida.


Las fiestas íntimas en casa de los amigos que te invitan a compartir con ellos. Esos que brindan a tu salud y con quienes compartes el ron, la comida, la música de moda.
Esta vez no dejaba de sonar el reggetón cubano. Eché un poco de menos la salsa de mis tiempos.
No desaproveché la oportunidad para bailar un poco, y bueno, también pude darme cuenta que ya empezaban a tratarme como una persona mayor, pues ya los jóvenes eran otros y no tú.

Descubres que no conoces a nadie de la nueva generación de niños que han venido al mundo durante tu ausencia. Descubres que en la Cuba de hoy ya no somos tan iguales. Unos han arreglado y agrandado sus casas....
Y otros no han tenido la misma suerte y siguen viviendo muy pobremente.
Vuelves a admirarte con la capacidad de los cubanos para seguir adelante luchando con sus carencias y necesidades vitales. Y descubres, ya con la mirada del turista, que Cuba sigue siendo un lugar fantástico para conseguir buenas fotos.
Descubres también que las personas mayores o han muerto, o siguen envejeciendo como es lógico y notable.

Descubres que algunos amigos, a pesar de haberse quedado en el pueblo, se han puesto más gordos que tú.

Que no hay lugar más placentero y acojedor que tu propia casa, esa que echas de menos y a la que regresas siempre con un placer inmenso.

Que los atardeceres de tu tierra son impresionantes y que son los que más te tocan el alma y remueven más tus recuerdos.
Que esos parques que esconden los secretos de tus amores adolescentes se mantienen intactos, con la misma magia de siempre y con la misma capacidad para seducirte y hacerte sentir que aún queda dentro de ti algo de ese niño que fuiste.


Que las playas que amas y que sientes como tuyas, siguen allí esperándote siempre como novias fieles, y recibiéndote siempre con los brazos abiertos.
Y como todo viaje siempre es efímero. Siempre nos llega la hora de regresar.
Uno se despide de su ciudad y de los suyos lo mejor que puede....

Cumples con la tradición y dejas tus velas y tus ofrendas a esos santos locales que han prometido cuidar de ti y de los tuyos allá a donde vayas. Esos santos que abren y cierran los caminos y que uno procura, por si acaso, tenerlos contentos...

Llega el momento de retornar a tu vida cotidiana. Toca desandar lo andado dejando tras de ti lágrimas y alegrías, abrazos, y la esperanza de un pronto reencuentro. Nuevas horas de avión y de autobús, esta vez ya con mucho menos equipaje.
Otra vez miras los paisajes nevados que cada vez sientes menos ajenos, y te dejas llevar por el deseo de estar de nuevo junto a tu nueva familia, esa que has fundado y de la que te sientes feliz y orgulloso. La esposa amantísima y la hija que es tu tesoro y tu razón de ser.

TADEO

jueves, 25 de diciembre de 2008

MIS EX ALUMNOS


MIS EX ALUMNOS


Durante los 3 años que trabajé en Cuba como profesor de Historia y Filosofía, pasaron por mis manos cerca de 1000 alumnos. Yo no estudié una carrera de corte pedagógico, pero el profesorado es para los miembros de mi familia, como una especie de maldición, pues muchos de nosotros, de generación en generación, hemos ido gravitando a las aulas aún sin proponérnoslo. Incluso, mi hermana, la doctora, me ha dicho que está dando clases a estudiantes de la especialidad suya en medicina.


Los que siguen este blog, saben que acabo de regresar de Cuba. Cuando me monté en el avión y preparé mis baterías y la cámara fotográfica, me propuse hacer fotos a todos los que me encontrara por la calle. De este modo, no tendría que hablar de mis ex alumnos sin que ustedes pudieran hacerse una idea de quiénes y cómo son.
No retraté a todos los que me encontré, porque algunos de ellos estaban en sitios como tiendas, donde no me dejaron entrar con la cámara. A otros me los encontré dedicados a actividades no muy legales, como la venta de dólares en plena calle, así que no me animé a hacerles fotos. Con otros, simplemente me olvidé de mis obligaciones de foto reportero. Sin embargo, no me quejo del número de los “pescados" in fraganti para este blog.
A algunos me los encontré casados y con hijos, a alguna chica, embarazada y a punto de ser mamá, casi todos trabajando ya en sus respectivos oficios, y verdaderamente me sentí feliz y orgulloso de haber influenciado alguna vez en la educación de estos muchachos.
Cuando llegué a trabajar como profesor al instituto, un profesor amigo, me aconsejó que no me encariñara con mis alumnos. Me dijo que por lo general, ellos eran muy malagradecidos.
Me advirtió: “Te tratarán con respeto mientras seas su profesor. En cuanto dejes de serlo, te ignorarán o rechazarán”.
Yo no supe hacerle caso. A mis alumnos, a pesar de que sólo existen 10 y 12 años de diferencia entre ellos y yo, los quise y los sigo queriendo como a mis propios hijos. Siempre tengo tiempo para ellos en mis visitas a Cuba, y esta vez no fue la excepción.
Incluso, a este chico descamisado y con un collar de santería al cuello, me lo encontré en una fiesta donde corría el ron en grandes cantidades. Tal vez por su estado de contentura, provocada por la bebida, hizo que pararan la música y dijo que quería comentarles algo a todos.
Dijo que allí con ellos, apenas sin llamar la atención, estaba un señor que había sido uno de los mejores profesores que él había tenido en su vida. Se puso a contar sobre mí, sobre mis particularidades como profesor y de la huella que había dejado mi trabajo en su corazón.
Fue muy emotivo, y de veras me sentí muy feliz y orgulloso viendo delante de mí, a este chico emocionado con mi presencia en aquella fiesta y diciendo todas aquellas cosas bonitas, esas cosas que no se pueden fingir, esas cosas que sólo pueden decirse si en realidad se llevan dentro.
TADEO


jueves, 18 de diciembre de 2008

YA ESTOY DE VUELTA

YA ESTOY DE VUELTA

Queridos lectores de este blog:

Ya estoy de vuelta. Ya tengo los pies sobre la tierra, pero aún mi mente está aterrizando. Poco a poco voy tomando las riendas de mi vida habitual. Vengo de la isla con muchas historias que contar, con muchas fotos que hice por allá, con las imágenes que tenía grabadas en mi alma y que no podía mostrar, y que ahora sí podré y eso me alegra.

No he dejado de pensar en ustedes, y en este capricho de dejar por escrito quién soy, aún con las dudas de si eso puede servirle a alguien para algo.

Les dejo una foto que hice en mi pueblo, cerca del poblado de "La Boca" allá en Trinidad de Cuba. El sol desapareciendo en el horizonte, allí donde el astro brilla de un modo especial. Ese es mi sol y no otro. Ese es mi atardecer y no otro. Ese es mi lugar, al que regresaré siempre aunque sea sólo en mi imaginación y en mis palabras.

TADEO