Mientras escribo estas palabras he buscado en la red unos vídeos del grupo cubano Orishas. De esta manera me impregno de esa sonoridad tan de ellos y a la vez, tan cubana, y pongo en blanco y negro las sensaciones que sentí hace cuatro noches en la plaza del pueblo de Barakaldo, Vizcaya, País Vasco, y para los que sigan sin enterarse, España.
Como vivo cerca de allí, desde la ventana de casa escuché los primeros sonidos. Entonces tomé la decisión de bajar a ver qué pasaba, y allí me encontré a aquellos tres chicos destilando cubanía por los cuatro costados.
Tengo que reconocer que no es el tipo de música que más me gusta, pero todo lo que viene de mi país me interesa. Además, quería saber cómo el público vasco recibía a estos artistas isleños.
Hacía mucho tiempo que no estaba en un concierto. De hecho, meterme entre la gente me costó un poco de trabajo. Había bastantes personas y el público interactuaba con los artistas de un modo bastante bueno.
La juventud de este país cantaba y bailaba emocionada y divertida. Se lo estaban pasando bien, y yo estaba mirando con curiosidad a toda aquella muchachada bebiendo sus alcoholes mezclados con coca cola y otros refrescos espumosos. Algunos olían también a “yerba”.
Curiosamente, a pesar de ser yo el cubano, parecía de Orishas, el más distante. Ellos coreaban las canciones en perfecta jerga habanera, y yo sin poder decir nada porque no me he aprendido las canciones. Los veía decir esas palabras tan mías, tan nuestras, y me preguntaba si verdaderamente ellos sabrían el significado de las mismas. Supongo que en muchos casos no lo sabrían. Tampoco importaba.
Las chicas como siempre, aman a los artistas, y nuestros tres cubanitos estaban muy solicitados. Eso me gustó. Me ayuda a pensar que los cubanos tenemos buena aceptación aquí en la madre patria. Ya sé que pensar esto es una tontería y una subjetividad de mi parte, pero a veces vale la pena alimentar tales pensamientos.
Luego del concierto, conversé con algunos cubanos conocidos y me presentaron a algunos que no conocía. Se respiraba un ambiente muy cálido. Creo que el resto de compatriotas, tanto como yo, estaban allí para arrebatar algo que los de aquí no eran capaces de percibir, y que nada tenía que ver con ser fans o no de aquellos raperos o hiphoperos cubanos, se trataba simplemente de respirar a través de ellos un pedazo del espíritu de la isla.
TADEO