jueves, 25 de septiembre de 2008

LOS OBJETOS DEL RECUERDO



LOS OBJETOS DEL RECUERDO

Cuando mi padre vio las cajas de cerillas españolas, e intentó encender su tabaco con ellas, no lo consiguió a la primera, quizás tampoco a la segunda, así que, echando de menos a las cajas de fósforos cubanas, dijo:
“Acabo de encontrar algo de España que es peor que lo que tenemos en Cuba: las cajas de fósforos.
Puede ser, seguramente las de la isla se encendían mejor, y bueno, seguramente también eran más peligrosas, porque si hasta los niños podían terminar haciendo fuego con ellas, pues ya ustedes se imaginarán.
He encontrado en la red una rara muestra de productos cubanos que seguramente nos traerán a todos grandes recuerdos.
Las libretas que nos daban en los colegios, esas tan ligadas a nuestra educación. Tanto escribí en ellas, tantas libretas de estas forré, e incluso, puede que alguna de ellas aún quede con vida por allá por mi casa con poemas, o simplemente apuntes de clases.
Los radios cubanos, las planchas rusas, los vasos o jarros hechos con latas de conservas rusas, las latitas de especias, las cajetillas de cigarro, las que nunca fumé, pero que sí debí vender por allá por los 90 para subsistir en mis tiempos de estudiante universitario.
Como éste es un espacio para el recuerdo, les dejo estas imágenes con la esperanza de que al verlas, más de uno sienta tocados sus corazones.
También sé que algunos no querrán acordarse ya de nada de esto, en ese caso, les pido disculpas, pues de todo hay la viña del Señor.

TADEO

lunes, 1 de septiembre de 2008

EL LIBRO DE LECTURA DE SEXTO GRADO


EL LIBRO DE LECTURA DE SEXTO GRADO

Nunca he sido un gran lector. Siempre digo lo mismo, aunque casi nadie me cree. La mayoría de la gente que me conoce, supone que soy uno de esos que se pasa la vida saltando de un libro a otro. Pues no, no soy de esos. Me he dedicado a vivir más en mi vida real que en la vida de los libros.

Es cierto que he leído unas cuantas docenas de libros, pero casi todas, han sido lecturas obligatorias de estudiante. Cuando colgué los guantes de mi vida estudiantil, y colgué mi título de historiador en la pared de mi casa, mi nivel de lecturas decreció considerablemente. Incluso, debo decir que en los últimos 3 años, más que a leer, me he dedicado a escribir.

Nunca me ha atraído la literatura de ficción. No leo para entretenerme. Sólo leo esos libros que supongo dicen algo que yo deseo aprender, conocer.

Sin embargo, hace poco acabo de encontrarme con esta imagen, el libro de lecturas cubano de sexto grado, y se agolparon en mi mente muchísimos recuerdos.

Yo adoraba estos libros. Tengo en la mente aquella cuartilla con la que aprendí a leer en primer grado, el libro segundo de lectura, también del primer grado, y luego el resto de libros de lectura, hasta llegar a éste de la imagen, el libro de sexto grado. Pocos libros me acercaron tanto a la lectura como estos.

Recuerdo que los profesores no tenían que pedirme que leyera las lecturas correspondientes. Yo mismo, por decisión personal, lo hacía con gran placer. Creo que si estos libros de textos consiguieron esto en mí, que no me considero un gran lector, es porque en verdad, estaban muy bien hechos.

Aparecían en ellos, lecturas en prosa y poesía, de grandes maestros de las letras, en muchos casos, textos escritos especialmente para estos libros, todos, acordes a la edad de sus destinatarios. De esta manera consiguieron armar verdaderas joyas literarias con las que aprendimos a leer y nos acercamos al universo de la lectura millones y millones de cubanos.

¿Seguirán siendo estos, los libros de lectura que se usan hoy en día en Cuba? No lo sé, puede que se hayan roto ya, y no se hayan vuelto a editar. Tendré que averiguarlo. O a lo mejor alguno de mis lectores cubanos pasa por aquí y me saca de la duda.

TADEO