
Mis queridos lectores:
Les dejo estas palabras para que sepan que a partir de hoy, tendrán que esperar por lo menos 16 días para encontrarse una nueva entrada en éste y en mis restantes 3 blogs. Espero que mi ausencia no la lleven muy mal y que tengan paciencia suficiente como para esperar por mí.
Es tiempo de ver a la familia, de arroparlos y de ayudarlos econonómicamente. Esta vez viajo solo. Dejo detrás a mí familia española y eso no me hace nada feliz. Mi sueño es ver a mi esposa e hija allá junto con mi familia cubana. Esta vez no va a poder ser. Tal vez dentro de un par de años o tres mi sueño se haga realidad, ya veremos.
He puesto, para acompañar estas palabras, la foto del aeropuerto de La Habana, la Terminal 3. A pesar de que en la sala de espera de dicho lugar, la bandera cubana es la más grande, el tamaño de la bandera no es proporcional con el tamaño del orgullo que allí sentimos los cubanos de haber nacido en aquella isla.
El aeropuerto de La Habana no es un buen lugar para sentirse orgulloso de nuestra procedencia, porque al menos allí, ser extranjero es mejor que ser cubano. Si eres extranjero, te dejarán pasar sin complicaciones. Pero si eres cubano, te enviarán nuevamente a pesar tu equipaje con la esperanza de que vayas pasado de peso para poderte cobrar 10 dólares por cada kilo de más que lleves en tus bolsas.
Me cuesta trabajo entender cómo el gobierno habla de luchar contra el bloqueo norteamericano a la isla, y luego, impone allí en el aeropuerto otro bloqueo a los nacidos allí, si no más cruel y dañino que el yanqui, en términos económicos, sí más dañino desde el punto de vista psicológico. El cubano percibe el bloqueo norteamericano como algo más lejano que éste otro, que le impide poner en manos de sus familiares todos esos artículos que ellos pretenden pasar por aduana con el fin de mejorar su situación económica.
Los que esperan en la isla recibir estas cosas, no saben bien qué podrían obtener de más si el bloqueo norteamericano desapareciera, pero sí saben bien lo que podrían recibir si el bloqueo cubano en las instancias aduanales dejara de tener ese carácter de pillaje y de discriminación para los nacidos en el país.
Yo entiendo que tiene que existir allí cierto control. Entiendo que si puedes pasar 30 kilos, y te apareces allí con 60 kilos, te cobren algo, pero teniendo en cuenta que Cuba vive una situación especial, creo que perfectamente esas personas podrían hacerse más de la vista gorda y que el estado podría ser muchísimo más permisivo, porque en última instancia, el dinero que te dejas allí en aduana, es un dinero que de todos modos se quedaría en el país y regaría felicidad encima de los favorecidos. Sin embargo, ahora mismo lo que crea es animadversión respecto de estas políticas gubernamentales.
En muchos aeropuertos del mundo, sus trabajadores no ponen tantos problemas para dejarte pasar entre 5 o 6 kilos de más (y no existe la situación de bloqueo económico que sufre la isla). Sin embargo, allí, los funcionarios aduanales no muestran con sus coterráneos la más mínima condescendencia. Luego, da vergüenza ver cómo los trabajadores del aeropuerto, demoran entre 2 y 3 horas para despachar a un avión de unos 260 pasajeros. No voy a decir que en todos los aeropuertos, pero al menos en los que yo he conocido (España, Francia, Portugal, Alemania) los trabajadores demoran entre 30 minutos y una hora en despachar todo el pasaje de un avión, es decir, lo hacen 3 veces más rápido que en Cuba.
No hay nada más torturante que llegar a Cuba luego de un largo y cansado viaje de 9 horas, y encontrarte con que no puedes salir en 20 o 30 minutos del aeropuerto. Estás ahí dentro sin poder salir, viendo pasar el tiempo del modo más estúpido del mundo, mientras del otro lado de la puerta, tus familiares aguardan deseosos de abrazarte y besarte, de darte la más calurosa de las bienvenidas. Yo quisiera salir por la puerta risueño y triunfante, pero no puedo. Lo intento, pero de momento, nunca lo he conseguido. Salgo de allí incómodo, molesto, después de haber discutido con el de la puerta en estos términos:
El: -¿Tú eres cubano, cierto?
Yo: -Si.
El: -¿El papel de la pesa dónde está?
Yo: ¿Qué papel, qué pesa?
El: Ah, ¿tú no has ido a pesar tu equipaje?
Yo: No, no he ido.
El: Pues entonces ve a pesar tu equipaje.
Yo: ¿Y por qué tengo que ir a pesar mi equipaje y has dejado pasar a mi esposa y a mi hija y no les has dicho nada?
El: Porque tú eres cubano.
Yo: ¿Entonces me estás diciendo que ustedes tienen un trato diferente para los nacionales?
El: Sí, con los cubanos hacemos esa distinción
Yo: ¿Usted es consciente de que están dando a los cubanos un trato discriminatorio, y que pocas cosas son tan humillantes como ser discriminado en tu propio país?
El: Esa es la orientación que tenemos.
Yo: Vale, me voy a pesar el equipaje. Nací en Cuba. Me jodí.
TADEO