domingo, 16 de marzo de 2008

LA PLAZA MAYOR


LA PLAZA MAYOR

La Plaza Mayor de la ciudad de Trinidad de Cuba, es el centro de su casco histórico. Constituye además, uno de los conjuntos arquitectónicos más bellos y conocidos de la isla.

Llegar a este lugar te hace experimentar una sensación de retroceso en el tiempo. Sientes como si de pronto hubieras abandonado el convulso siglo XXI, para instalarte por unos instantes en el siglo XVIII o XIX.

Para mí, que nací en Trinidad y viví toda mi vida a unos 200 metros de este parque, este sitio siempre se llamó: “El Parquecito”.

Era nuestro sitio de reunión infantil. A donde nos llevaban nuestros padres y abuelos, donde hacíamos nuestras carreras en velocípedos, donde íbamos a mirar de cerca de esas personas venidas de allende los mares con su ropa rara, su perfume raro y sus chicles y demás golosinas.

Unos años después, se convirtió en el lugar ideal para las citas románticas. El ambiente bucólico en medio de los palacios coloniales, y el olor de las flores de sus jardines, especialmente de sus jazmines, aparte del silencio, porque es una zona poco habitada, hacían de este parque un lugar como ninguno otro de la ciudad para disfrutar de los placeres y a veces de las desdichas de los encuentros y desencuentros amorosos.

Era además, el sitio de reunión preferido de bardos y poetas. Acompañados de nuestras guitarras y de algo de ron, o de lo que apareciera, nos poníamos allí en una de sus esquinas y cantábamos nuestras canciones de la trova tradicional y de la nueva y la novísima trova. Algunos se atrevían incluso, con canciones brotadas de su inspiración, recitábamos poemas, y claro, todo aquello era la carnada para esos turistas de ambos sexos, que deseaban conocer de primera mano la realidad de la isla por boca de sus habitantes.

Allí surgieron hermosas amistades con españoles, italianos, franceses, alemanes, belgas, ingleses, en fin, gente de medio mundo que pusieron la conversación interesante, y el dinero para abastecernos de las bebidas tan necesarias en esos saraos. También ponían la adrenalina, porque andar con extranjeros en Cuba, no estaba nada bien visto, y los policías podían poner fin a aquella modalidad de jineterismo fino y colectivo.

También, vale decirlo, fue aquí, en este parque, donde di mi primer beso. Fíjense que no digo “mi primer beso de amor”. La chica en cuestión no la conocía de nada, ni ella a mí. Habíamos quedado un grupo de chicos con un grupo de chicas, y yo, que sólo fui a mirar como mis colegas se besaban con aquellas chicas salidas Dios sabe de dónde, me vi incluido en esa extraña aventura, porque una de ellas me vio a lo lejos y dijo que me prefería a mí antes que al chico que le había tocado en el reparto. Cosas de la adolescencia.

La desconocida besaba bien.

TADEO

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy bella tu ciudad, mucha historia y muchos recuerdos para vos, debe ser muy placentero tenerlos y compartirlos.
Un placer leerte.

JOSÉ TADEO TÁPANES ZERQUERA dijo...

Hola Anónimo:
Muchas gracias por dejarme tu hermoso comentario y visitarme. Un abrazo:
Tadeo